domingo, 29 de mayo de 2022

Doce meses después

 

Ya La Tierra le dio la vuelta al sol,

y aquí estamos de nuevo,

como cuando te fuiste.

Pero, ¿Cómo es saber que te marchaste?

Porque a veces me encuentro

queriendo algo decirte.

 

Ya la tierra le dio la vuelta al sol,

y aún no logro descifrar tu ausencia.

 

 Ya sé que ese punto final,

que viene de la mano de nuestro nacimiento

llega  tarde o temprano a cerrar el telón.

Mas de algún modo este caso es distinto

pues preferiste el calor de un hogar

a la gloria que envuelve a los seres gigantes,

aquellos que transforman las historias,

y  te diste por entero a los demás.

Cierto es que al irte hay mucho que llevaste.

Pero dejaste más.

 

Cuando se ponga el sol, una noche nublada, sin estrellas,

donde no pueda ver la palma de mi mano,

supongo entenderé que te has marchado,

siempre había luz, si estabas a mi lado.


Dedicado a la memoria de mi padre.

José Francisco Alcántara Rodríguez.

13 Nov 1946 - 30 Mayo 2021

miércoles, 18 de mayo de 2022

Entre Robles Amarillos

 

Un bosque de robles amarillos

tras mi partida quiero fertilizar.

Y entregar en cada flor todo mi brillo

cuando este aire no pueda respirar.

 

Quiero mirar al alba desde copas

de árboles con personalidad,

que reciban al viento harto firmes,

y en sus ramas a las aves den hogar.

 

Quiero con gracia verde y amarilla

despedir atardecer mamey.

Y si llegaren a arrancarme de la tierra

en mi madera entregar fuerza de buey.


Dedicado a Angel Cárdenes.

miércoles, 1 de julio de 2020

Yo quiero un mejor país


Yo quiero un mejor país

Yo quiero un país que lo mueva el sol y no el petróleo.
Yo quiero un país que lo mueva el viento y no el gasoil.
Yo quiero un país que exporte más de lo que importe.
Yo quiero un país que agregue valor.

Yo quiero que La Tierra, sea un mejor planeta porque hay un país como el nuestro, y no al revés.
Yo quiero un país que abra sus manos para dar y no para pedir.

Yo quiero un país que quiera cosechar solo lo que ha sembrado, y que siembre aunque no pueda cosechar.
Que sepa que siempre viene alguien detrás.
Que construya y no destruya.
Que hayan corruptos, (a modo de excepción) pero que sean las excepciones y no la regla.
Que ame el trabajo y la verdad.
Que ame a los viejos y cuide a los niños.

Yo quiero un país, donde a la hora de comprar no se pida rebajas, porque sabemos que nos están dando el precio justo, y el precio justo queremos pagar.

Yo quiero un país que siembre.
Yo quiero un país que el político de vocación pueda ejercer íntegramente.

Yo quiero un país que no espere una bomba para resurgir de sus cenizas.

lunes, 6 de enero de 2020

Una carta a mi generación: Ayer & Hoy, también mañana.


Anoche me acosté a dormir, a descansar, como se hace cuando concluye el día, y al despertar habían pasado veinte años. No sé a dónde habrán ido a parar todos esos días que caben entre la noche de ayer y la tarde de hoy. Ayer iba al colegio en la mañana, inglés, deportes y tareas  por las tardes. Hoy, mis tardes y mañanas y a veces las noches,  se escurren como el agua que agarramos con las manos, en faenas laborales, en el batir del cobre. Ayer, era simple la vida, y hoy, de alguna manera, que aún no sé cómo pasó, los nudos se fueron apretando hasta soldarse.  Como diría un amigo, “Extraño la simplicidad de la vida”.

Ayer estaba por entrar a mis veintes, y hoy a los cuarenta. Aunque pueda llegar a pensar que sean sensuales mis canas, el punto es que ahora están y ayer no estaban. Ahora, a mitad de mi vida, ya me di cuenta de que  nuestros abuelos han muerto. Aquellos que nos quedan, que mueren hoy, no los lloramos con tantas fuerzas como los que llorábamos cuando éramos niños, cuando al otro día del entierro nuestros amiguitos nos preguntaban por qué no habíamos ido a clases el jueves, a quienes tristes todavía, respondíamos.

                Ayer nos regaló muchas cosas, nos formó, nos preparó, nos unió a personas de las cuales jamás nos iríamos a separar, pues se trenzarían a nosotros y a nuestros destinos como hebras de cabuya. También nos prestó otras para disfrutarlas durante un tiempo y luego guardar sus lazos en el cofre de cedro de memorias y recuerdos, que huele tan bien cuando abrimos. Algunos eran amigos verdaderos, leales, genuinos y sinceros. Pero eran de temporadas. Por más que quisimos eternizar nuestros  vínculos, así como Ayer nos los entregó, también se los llevó. Ayer nos dio amores de verano que no superaron el otoño, y amores que han vivido junto a nosotros mil inviernos y doce primaveras.

Ayer nos sirvió en bandeja de plata oportunidades que dejamos pasar. Ayer también nos permitió vivir circunstancias donde se darían las coyunturas de lugar para crear nuevas oportunidades. Ayer nos dio momentos agrios y temporadas dulces, momentos de gloria y reveses innombrables, nos colocó en las manos las herramientas necesarias para forjar nuestro carácter, para templar nuestro acero. Ayer nos llenó de fe. Ayer nos entregó materia prima, energía almacenada, que luego se convertirían, en lo que somos hoy.

                Ayer estaba lleno de lo que podríamos ser, Hoy de lo que somos. Ayer estaba lleno de potencial, Hoy  de la energía que está fluyendo, del fuego que quema nuestras entrañas, de las pasiones que hacen hervir nuestras sangres. Ayer tenía muchas cosas buenas, excepto, que Ayer no es Hoy. Este es nuestro momento para trascender, para influenciar, para servir,  para hacer una diferencia, para dejar una huella, para sembrar el árbol  que mañana dará sombra. Es hoy, cuando tenemos las fuerzas, el carácter forjado y la experiencia,  que podemos  trazar los caminos que mañana habrán de ser transitados, caminos mejores  que los que anduvimos  ayer.
               
                Es hoy, que podemos levantar las bases de un mañana mejor, remover las piedras para los que vienen detrás. Ayer nos vestimos de soldados, pero es hoy cuando salimos a la guerra. Es ahora y no mañana, pues lo que nos toque hacer hoy, y dejemos para mañana, puede que no lo hagamos nunca, porque mañana nos toca morir y a nuestros hijos tomar la antorcha. Ya nuestros abuelos hicieron su parte y abrieron luego espacio en este mundo a nuestros padres, y nuestros padres ya empezaron a morir, y no a destiempo.

                Es tiempo de que analicemos si vamos caminando bien o hemos perdido nuestro rumbo.

Hoy nos toca a nosotros preparar nuestro legado. Hoy nos toca  dejar un mejor entorno a nuestro paso, no estropearlo, mientras preparamos a los que vienen detrás para su Hoy, que es Mañana.

Cuando me toque morir, Mañana,  quiero dejar un mejor país que el que hallé cuando nací, quiero estar orgulloso de Hoy.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Yo no soy corrupto


Soy un ciudadano serio,
la verdad no soy corrupto.
Corruptos son los políticos
que se roban lo más mínimo.

Pero yo no soy corrupto.
lo que no hago es reportar
al detalle  mis impuestos,
pues prefiero no quebrar.

Porque ellos, los corruptos,
hacen mal uso de todo,
alteran los presupuestos,
sobrevaluan hasta el lodo.

Pero yo no soy corrupto…

Aunque el carril de la izquierda
a la hora de doblar,
como dura poco el cambio
no lo suelo utilizar.
¡Esperaría demasiado!
Me muevo justo al inicio.
Y cuando se pone verde
siempre paso de primero,
delante de los demás.
Paso antes que los otros,
los que sus filas hicieron,
los que su turno esperaron.

Pero yo no soy corrupto…

Mi abuela solía decir
que si robabas un chele
te robabas un millón.
Que no era la cantidad
lo que habría de definir
la condición de ladrón.

Pero yo no soy corrupto…

Corrupto es el señor juez
que ha vendido la sentencia,
quien coloca en el papel
lo que compran las monedas.

Pero yo no soy corrupto…

Cuando mi jefe no está
aprovecho un poco el tiempo
para revisar mis chats.
Y si me toca un examen,
si no he podido estudiar
me apoyo en un compañero.
Para ITBIS no pagar
siempre pago en efectivo.
Cruzo al frente para “hablar”
Con la esposa del vecino
Siempre y cuando él no está.

Pero yo no soy corrupto…

Corrupto es el presidente.
Corrupto el gobernador.
El general de la armada.
Corrupto es el almirante.
Corrupto es el senador,
Y el guardia de la frontera.

Pero yo no soy corrupto…

Lo que te quiero decir
Es que yo no soy corrupto
No sé si me has entendido
No sé si me di a entender.

Si no entendiste habrá sido,
que no prestaste atención,
porque yo me expliqué bien.
Y es que yo no soy corrupto.

lunes, 5 de noviembre de 2018

El rosal del jardín


Al final de la pradera hay un jardín.
Y en el centro del jardín hay un rosal,
lleno de flores rojas, olorosas,
todas espléndidas y glamurosas.

Pero a pesar de mi belleza y esplendor,
hay plantas que deslucen el jardín.
Pues sus flores ya no producen ni olor.



Las orquídeas ni siquiera tienen flor.
No recuerdo haberlas visto florecer.
El pálido color de esa cayena,
y la triste expresión de ese clavel,
producen a la vista, mucho dolor y pena.
Ninguna de ellas se compara a mi esplendor.

Anturios, nardos, tulipanes,
margaritas, camelias, girasoles,
no hay en el jardín ninguna flor
que se acerque en primavera a mi fulgor.

Ya era tiempo que llegara el labrador.
¡Ahí viene!
El hacha en sus manos sostiene.
Pues mi belleza no se puede deslucir.
Y estas plantas de raíz hay que sacar.
Se debe abrir más espacio para mí.
Es preciso mis colores destacar.

Que sorpresa se llevó el rosal,

cuando en el frágil leño que la sostenía
sintiera de repente ese hachazo mortal.
¡Que irónica respuesta, a sus interminables letanías!


El suelo del rosal había abonado,
mojado y con paciencia había esperado.
Al tiempo, más tiempo había agregado,
pero nada le daba resultado.

Así que pasó un año y finalmente
El tronco del rosal había cortado.

miércoles, 7 de febrero de 2018

La partida


Bajo el imperio de la débil sensación
de la impotencia,
y el oscuro susurro de la muerte,
mientras se cuela la brisa de la desolación,
entremezclada con mi preocupación,
descubriendo las flaquezas de los fuertes,
se diluyen las reservas de paciencia,
y surge la solución.

La emulación de ancestrales ideas,
quienes al verse en peligros de muerte,
usaron el recurso del camino
para cambiar sus suertes,
sin saber a ciencia cierta,
con qué se encontrarían en sus destinos.
Así solté mis manos de la puerta.
Mi esperanza no había sobrevivido.
Así de cruda había sido esta tormenta.

No somos nosotros los primeros
que ante la espalda de la fertilidad
y la derrota de nuestras esperanzas,
nos resignamos a nuestra realidad,
dejamos atrás a nuestras casas,
y salimos a explorar nuevos senderos.


No somos nosotros los primeros
que levantamos anclas en la patria,
que decidimos salir de nuestro puerto,
que abandonamos lo visto por lo incierto,
que elegimos salir a navegar,
y por los mares traspasar nuestros linderos,
para poder llegar a nueva estancia.

Dedicado a mis hermanos venezonalos, esperando que Dios provea en no mucho tiempo un futuro más luminoso.