miércoles, 7 de febrero de 2018

La partida


Bajo el imperio de la débil sensación
de la impotencia,
y el oscuro susurro de la muerte,
mientras se cuela la brisa de la desolación,
entremezclada con mi preocupación,
descubriendo las flaquezas de los fuertes,
se diluyen las reservas de paciencia,
y surge la solución.

La emulación de ancestrales ideas,
quienes al verse en peligros de muerte,
usaron el recurso del camino
para cambiar sus suertes,
sin saber a ciencia cierta,
con qué se encontrarían en sus destinos.
Así solté mis manos de la puerta.
Mi esperanza no había sobrevivido.
Así de cruda había sido esta tormenta.

No somos nosotros los primeros
que ante la espalda de la fertilidad
y la derrota de nuestras esperanzas,
nos resignamos a nuestra realidad,
dejamos atrás a nuestras casas,
y salimos a explorar nuevos senderos.


No somos nosotros los primeros
que levantamos anclas en la patria,
que decidimos salir de nuestro puerto,
que abandonamos lo visto por lo incierto,
que elegimos salir a navegar,
y por los mares traspasar nuestros linderos,
para poder llegar a nueva estancia.

Dedicado a mis hermanos venezonalos, esperando que Dios provea en no mucho tiempo un futuro más luminoso.