Es evidente que han cambiado los
tiempos,
y el cómplice silencio del cobarde
temor
empieza a silenciarse por la voz del
orgullo,
aquella que se grita henchida de
valor.
Ya sé que por sí misma, no puede hacer verano ninguna golondrina,
ni puede por un grano ser llenado el
granero.
Pero, ¿no es una gota la que derrama
el vaso?
Refugio de corruptos por mucho tiempo
ha sido,
y perfecta garantía de los más
oscuros planes
la fría impunidad que este día
combatimos.
El verano se acerca, y el granero se
llena.
El agua de la copa está casi
derramada.
La impunidad, de raíz, será
desenterrada.